Luis y la fuerza de adaptarse para encontrar la felicidad

Marco Moretti

Luis no era solo un perro con miedos; tenía una increíble fuerza interior, un alma antigua que me enseñó lo que significa sobrevivir, resistir y encontrar felicidad en cada etapa de la vida.

Hoy, al recordarlo, siento una gratitud profunda por todo lo que compartimos.

Luis falleció hace un año, pero su presencia sigue siendo inmensa en mi vida.

Tenía miedo, fobia a las personas. En espacios abiertos, su estrategia era clara: alejarse lo máximo posible o ladrar desde la distancia, manteniendo el control y evitando que alguien se acercara demasiado. Pero en espacios cerrados, donde no podía escapar, su enfoque cambiaba. Se acercaba, buscaba contacto, incluso lamía a las personas. No por afecto, sino para predecir movimientos, sentirse seguro y ejercer un control adaptado a la situación.

Entender esto no fue inmediato. Fue un camino lleno de aprendizajes. Al principio, me costaba comprender por qué un perro con miedo buscaría contacto.

Luis me enseño algo que nunca olvidaré: los perros tienen una habilidad asombrosa para adaptarse al mundo. Cada estrategia tiene un porqué.

Luis no tenía un manual para enfrentar sus miedos, pero lo hacía con una creatividad que inspira profundamente.

Me enseñó a mirar más allá del comportamiento: detrás de un ladrido, una huida o un acercamiento, había una mente resolviendo problemas, gestionando miedos y buscando seguridad con las herramientas disponibles.

También me hizo reflexionar sobre nosotros, los humanos. ¿Cuántas veces enfrentamos desafíos sintiendo que no tenemos las herramientas necesarias?

Luis me mostró que la verdadera fortaleza no está en no tener miedo, sino en seguir adelante a pesar de él. Me enseñó que no se trata de ser perfecto, sino de encontrar maneras de avanzar.

Luis solo me pedía que lo entendiera. Acompañarlo no era dar soluciones rápidas, sino respetar sus tiempos, sus decisiones, su forma de enfrentar el mundo.

A un año de su partida, sigo sintiendo su enseñanza cada día: no hay una única forma de hacer las cosas.

En la capacidad de adaptarse hay una fuerza que supera cualquier miedo.

Gracias, Luis, por recordarme que detrás de cada comportamiento hay un mensaje y una emoción. Tu lección vive en mí.