Lateralización motora

Marco Moretti

¿Sabías que tu perro te habla de sus emociones con cada movimiento?

Lo hace con su cuerpo, con su postura, con cada paso que da. Pero, para entenderlo, hay que mirar más allá de lo evidente.

Los perros, como nosotros, tienen un cerebro dividido en dos hemisferios. Uno gestiona la calma, la curiosidad y las emociones placenteras; el otro, el miedo, la incertidumbre y las dudas entre otras. ¿Y sabes qué? Todo esto lo expresan a través de su cuerpo.

Por ejemplo, cuando mueve la cola hacia la derecha, suele sentirse tranquilo, confiado. Pero si la mueve hacia la izquierda, algo no va bien: está incómodo, evaluando.

Cada movimiento es un reflejo directo de cómo se siente.

Pero no se queda en la cola. Observa qué lado expone al acercarse a una persona o a otro perro. Si te muestra su lado derecho, está explorando desde la confianza. Si, en cambio, gira ligeramente y deja su lado izquierdo más expuesto, puede que algo lo esté haciendo dudar o que necesite más tiempo para evaluar la situación.

Lo fascinante es cómo este lenguaje cambia en tiempo real. Imagínate que tu perro camina confiado hacia otro perro. De repente, algo pasa: una mirada fija, un sonido que no esperaba. De inmediato, gira el cuerpo, exponiendo su lado izquierdo. Es un cambio de percepción emocional: lo que hace un momento parecía seguro, ahora necesita ser analizado desde otra perspectiva.

Estos pequeños ajustes, que llamo "switches", cambios, son ventanas a su mundo emocional. Te cuentan cuándo está cómodo, cuándo necesita espacio, cuándo duda y cuándo se siente seguro contigo a su lado.

Entender esto no es solo aprender algo curioso sobre tu perro, es darte cuenta de que todo lo que hace, todo lo que mueve, es una conversación que está teniendo contigo.

A menudo pensamos que “conocer a nuestro perro” es saber sus gustos, sus rutinas. Pero es mucho más. Es aprender a escuchar lo que no se dice, a leer cada gesto y cada paso, porque ahí están sus emociones.

Mira a tu perro con otros ojos. Fíjate en qué lado te muestra, cómo camina hacia ti, cómo cambia según lo que siente.

Entender su lenguaje es el mayor regalo que puedes darle, porque, al final, no se trata solo de observarlo. Se trata de comprenderlo.