Juega con tu perro, pero juega de verdad

Marco Moretti

A veces me pregunto si realmente sabemos jugar con nuestros perros. Parece algo tan sencillo, pero ¿lo es? Nos decimos que jugar es lanzar una pelota, correr detrás de ellos o practicar alguna actividad con reglas claras. Pero, si lo pienso bien, no siempre eso es juego, o al menos no el tipo de juego que construye algo más profundo.

Cuando veo a dos perros desconocidos, al principio es principalmente testing: un intercambio para entender al otro, necesario antes de que pueda surgir el verdadero juego. Con nuestros perros no es tan distinto. ¿Cómo podemos esperar que se entreguen al juego si todo depende de reglas que nosotros controlamos?

Muchas veces, confundimos el juego con actividades estructuradas que tienen reglas fijas, como las competiciones. Pero eso no es juego, es otra cosa. Las reglas en el juego auténtico pueden existir, pero no son impuestas, son compartidas y nacen del momento. Jugar con tu perro no debería parecerse a seguir un guion.

Y me doy cuenta de que, muchas veces, nos sentimos incómodos sin algo en las manos. ¿Cuántas veces intentamos “jugar” y terminamos lanzando la pelota porque no sabemos qué más hacer? Parece que hemos olvidado cómo disfrutar del juego en sí, de la improvisación, de ese momento de exploración donde no hay un plan, solo curiosidad mutua. Es raro no depender de un objeto, pero también es ahí donde empieza el verdadero juego.

El verdadero juego no necesita un inicio marcado ni un “basta” final. Es moverse juntos, improvisar, descubrir qué disfruta el otro. Es un espacio libre de expectativas, donde lo importante no es lo que hacemos, sino cómo lo compartimos.

¿Y si muchas veces lo que llamamos “juego” no es más que obediencia disfrazada? Quizás estamos demasiado enfocados en lo que queremos lograr y nos olvidamos de disfrutar. El juego no debería ser una tarea más, sino un momento para explorar y estar juntos, sin más.

La próxima vez que juegues con tu perro, deja la pelota, olvida las reglas y simplemente observa. Puede que al principio no sea tan fácil, pero ahí, en esa simplicidad, descubrirás lo que significa jugar de verdad.