El verdadero cambio nace de la comodidad

Marco Moretti

Vivimos en un mundo donde se premia la complacencia.

Donde respetar muchas veces se confunde con no incomodar, con no desafiar, con mantener la armonía a cualquier costo.

Pero, ¿qué cambia realmente cuando nos limitamos a caminar de puntillas, evitando el conflicto como si fuera un enemigo?

No creo en el ruido vacío, en discutir por discutir.

Pero tampoco creo en la paz a cualquier precio. Porque hay verdades incómodas que necesitan ser dichas.

Cuando alcanzas cientos de miles de personas, alguien va a estar en desacuerdo. Alguien se va a ofender.

Y si la única forma de evitarlo es no exponerse, entonces el precio es que muchas personas nunca se verán desafiadas, nunca se harán preguntas nuevas, nunca verán otra forma de hacer las cosas.

La única forma de hablar y no generar nunca desacuerdo es hablar frente a un espejo.

Pero en ese reflejo no hay transformación, no hay crecimiento, no hay nadie más que uno mismo repitiéndose lo que ya sabe.

Y con los perros pasa lo mismo.

Puedes elegir no incomodar, no cuestionar, no abrir conflictos.

Puedes elegir validar todo en nombre del "bienestar" para no molestar a nadie. O puedes elegir otra cosa.

Puedes elegir ver el respeto no como sinónimo de amabilidad, sino como la voluntad real de entender al otro, aunque lo que veas te desafíe.

Puedes elegir valorar una relación no solo por lo agradable que es, sino por lo sincera, por lo transformadora, por lo honesta.

Ser incisivo no significa no escuchar. No significa no considerar lo que los demás tienen para decir.

A veces, ser incisivo es haberse cuestionado más de lo que cuestionas a los demás. Es haber sentido en tu piel todo aquello de lo que hablas.

Es validar la emoción del otro sin necesidad de estar de acuerdo con ella.

Es sostener un espacio de conversación que no se basa en la complacencia, sino en la autenticidad.

Y ahí está la línea de quien soy con los perros. De mi idea de bienestar. De lo que significa para mí una familia multiespecie.

No es una línea trazada desde el miedo a molestar. Es una línea que nace de la convicción de que el cambio nunca ha venido desde la comodidad.

Si esto resuena contigo, dime qué piensas. Y si no, dime también.

Porque hablar solo con quienes ya están de acuerdo nunca ha cambiado nada.

Te leo