Cuando estás al limite: Háblales!

Marco Moretti

Hay momentos en los que miras las dificultades de tu perro y piensas:

"No puedo más."

No lo dices, pero lo sientes.Y aunque intentes esconderlo, ellos lo notan.

Lo ven en tu mirada, en cómo los tocas, en cómo cambia tu energía.

Los perros saben lo que no decimos.

Yo también he estado ahí, más de una vez.

Me he sentido superado por las responsabilidades, por el cuidado, por el peso de compartir la vida con un ser que depende de ti.

Y he tenido que enfrentar pensamientos incómodos, casi insoportables:

"¿Y si mi vida sería más fácil sin ellos?"

Es duro admitirlo, pero no es algo de lo que debas avergonzarte.

Sentirte así no te convierte en un@ mal@ tutor@ ni en una mala persona.

Te hace human@.

La relación con nuestros perros no está hecha de perfección, está hecha de realidad, y a veces esa realidad es dura.

Ser real es aceptar que habrá días oscuros, muy oscuros, en los que te preguntes si estás a la altura.

En esos momentos, lo mejor que puedes hacer por ti y por tu perro es ser honest@. Habla.

Sí, con tu perro.

Dile lo que sientes, aunque no sea fácil, para ninguno de los dos.

Sácalo todo: la frustración, el cansancio, las dudas que no quieres ni reconocer.

No rompes el vínculo; lo sanas desde la verdad.

Luego respira. Tómate todo el tiempo que necesites, aunque sean horas, y vuelve a mirarlo.

Pero esta vez, ve más allá de lo que dijiste.

Encuentra lo que quedó sin decir:

- Las veces que te ayudó a seguir adelante sin pedir nada.

- La paz al verlo dormir tranquilo tras un día caótico.

- Todo lo que eres capaz de ser porque él está ahí, permitiéndote sacar lo mejor de ti.

Nuestros perros no necesitan que seamos perfect@s. Necesitan que seamos auténtic@s. Y eso incluye enfrentar tus miedos y soltar lo que te pesa.

Porque al final, la pregunta no es si podemos vivir sin ellos, sino si estaríamos dispuestos a renunciar a todo lo que nos dan: lecciones, amor incondicional, risas, aguantarnos cuando no nos aguantamos ni nosotr@s mism@s y hasta el desafío de crecer juntos.

Ser honest@ no destruye el vínculo, lo hace más fuerte.

Así que, si estás en ese lugar difícil, recuerda: tu perro no necesita que seas infalible. Solo necesita que seas tú.